La sensación mas cerca del tacto,
con mas gusto.
Estuve a punto de conseguirlo esta vez y aunque no sea
me siento mas cerca del obelisco insidioso.
Subdivido mi afición al brinco repentino,
desdibujo la tendencia a confundir el afluente mas perverso (deliciosamente apático)
con un elefante.
Inmóvil como el diluvio en una foto
o la trompada seca del boxeador que no soy
en el maxilar que sí duele.
– Sed?, dos por favor, y un hambre incomparable en el corazón.
sonoridad afragmentada,
desrepiracion nerviosa,
fuerza fría
adiós niño robot.